Es más fácil decir con palabras lo mucho que te quiero... es muy fácil, lo puedo decir una y otra y vez, sin cansarme o con cansancio nunca dejaría de hacerlo pero no sé si lo siento.
Me gustas. No hay duda porque contigo si aplican las leyes de Kepler, giro alrededor de ti. Soy para ti. Pero no sé si te quiero. Tengo miedo. Después de todo quién dijo que querer fuera fácil, quién dijo que mirarte a los ojos sería tan sencillo. Me tiemblas desde la dermis o más abajo, me mueves las vísceras y se conectan partes que jamás había creído. Puedo verte sin ojos. Te extraño de una manera diferente. Me gusta extrañarte, tenerte y prestarte, que seas mía y de nadie. Aunque sea por ahora en mi mente. Aunque sea por ahora y para siempre.
Ya te he hablado de bellezas, de tu belleza, de los tulipanes que tienes por ojos, del azabache que tienes por cabello, del rebozo que son manos, de lo feliz que me hacen la estructura armónica que formaron tus átomos. No me crees. Yo tengo cometas, aviones, papalotes, hasta distintos soles y lunas diferentes para cada noche parecida, noches que quiero entregarte dedicándote letras, la tinta de mis manos.
Discúlpame por ser tan complicado desde siempre, tengo una torpeza que me impide a veces quererte (si es que te quiero), que me impide disfrutar mi gusto por ti, mi afán de estar horas y compartiendo tiempo y tomarte de la mano, de vez en cuando, del hombro, frecuentemente ir moldeando mi brazo a tu cintura. Ayudar a que te acostumbres a mi aroma.
Es sencillo decir lo que no parece aunque parezca que te quiero no quiero darme cuenta por compasión o por miedo que eres mi universo, o tal vez mi galaxia, me conformo con que seas mi mundo, o ya por último me basta y no me sobra, con que seas mi novia.
Gamaliel Garnica ©2014, Todos los derechos reservados.
Me gustas. No hay duda porque contigo si aplican las leyes de Kepler, giro alrededor de ti. Soy para ti. Pero no sé si te quiero. Tengo miedo. Después de todo quién dijo que querer fuera fácil, quién dijo que mirarte a los ojos sería tan sencillo. Me tiemblas desde la dermis o más abajo, me mueves las vísceras y se conectan partes que jamás había creído. Puedo verte sin ojos. Te extraño de una manera diferente. Me gusta extrañarte, tenerte y prestarte, que seas mía y de nadie. Aunque sea por ahora en mi mente. Aunque sea por ahora y para siempre.
Ya te he hablado de bellezas, de tu belleza, de los tulipanes que tienes por ojos, del azabache que tienes por cabello, del rebozo que son manos, de lo feliz que me hacen la estructura armónica que formaron tus átomos. No me crees. Yo tengo cometas, aviones, papalotes, hasta distintos soles y lunas diferentes para cada noche parecida, noches que quiero entregarte dedicándote letras, la tinta de mis manos.
Discúlpame por ser tan complicado desde siempre, tengo una torpeza que me impide a veces quererte (si es que te quiero), que me impide disfrutar mi gusto por ti, mi afán de estar horas y compartiendo tiempo y tomarte de la mano, de vez en cuando, del hombro, frecuentemente ir moldeando mi brazo a tu cintura. Ayudar a que te acostumbres a mi aroma.
Es sencillo decir lo que no parece aunque parezca que te quiero no quiero darme cuenta por compasión o por miedo que eres mi universo, o tal vez mi galaxia, me conformo con que seas mi mundo, o ya por último me basta y no me sobra, con que seas mi novia.
Gamaliel Garnica ©2014, Todos los derechos reservados.