Siento tu cabello, voy tocando tus mejillas con mis manos, deslizándolas cada vez más hacia abajo hasta el punto de encontrarme con tu cuello, y lo beso de mil maneras diferentes en el mismo lugar, y mis manos siguen creándote, se encuentran ahora con tus hombros y tu cabello aparece de nuevo –como amo tu cabello Belphoebe-, te beso lentamente en tu barbilla y siento como inhalas el aire que se torna más pesado conforme me acerco a tu boca, y beso tu boca y mis manos están en tus pechos. Abrimos los ojos mientras nos besamos y nos miramos uno al otro, esperando que llegue el momento de gustarse desnudos; y nuestros vientres se juntan y pierden su tono, caen débilmente a la atracción de las pelvis, siento en mis muslos un cosquilleo que deriva de tus manos que ahora me crean y suben hasta mi cabeza. Respiras en mi nuca como la muerte y toco tu espalda suavecísima y devoro tu aroma. Nos movemos en un acto amoroso al sonido del silencio, mi cuerpo está completo porque te tengo. Siento tu pecho junto al mío como un olivo, tibio tu cuerpo se precipita y te conviertes en gigante y mis manos no son suficientes para recorrerte toda, y te beso menos cuando me alejo de tus labios. Y me miras con esa mirada tuya desde arriba y todo se transforma en tu nombre con una solemnidad que solo yo alcanzo a comprender. En tus manos desparezco y soy tuyo y me siento dentro de ti y ahí me quiero quedar. Después desparecemos los dos y nos miramos.
Gamaliel Garnica ©2013, Todos los derechos reservados
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