Ellos caminaban –a veces-
por la mañana delante de mi ventana,
no sabían amar seguramente,
pero ¿qué es el amor si no el concepto de uno mismo?
Ellos tomados de la mano, un poco agitados
después de gustarse por unos minutos.
Tontos, sí, pero felices.
Quizás no recordaban el amor que crearon de niños,
lo que significan en realidad las palabras.
Y quizás olvidaron también que las manos hablan,
y que su sonrisa nos muestra la felicidad momentánea.
Ahora aquí, lejos, lejos, lejos,
separados uno en cada esquina,
deberían doblar la calle y tomar
otro camino que diga lo que ellos quieran escribir.
Que se olviden de los ojos llenos de agua,
y de los músculos fatigados.
Que se olviden del orgasmo de ellos.
Que se rían frente al espejo embustero.
Que se quieran como recuerdo.
Gamaliel Garnica ©2013, Todos los derechos reservados
por la mañana delante de mi ventana,
no sabían amar seguramente,
pero ¿qué es el amor si no el concepto de uno mismo?
Ellos tomados de la mano, un poco agitados
después de gustarse por unos minutos.
Tontos, sí, pero felices.
Quizás no recordaban el amor que crearon de niños,
lo que significan en realidad las palabras.
Y quizás olvidaron también que las manos hablan,
y que su sonrisa nos muestra la felicidad momentánea.
Ahora aquí, lejos, lejos, lejos,
separados uno en cada esquina,
deberían doblar la calle y tomar
otro camino que diga lo que ellos quieran escribir.
Que se olviden de los ojos llenos de agua,
y de los músculos fatigados.
Que se olviden del orgasmo de ellos.
Que se rían frente al espejo embustero.
Que se quieran como recuerdo.
Gamaliel Garnica ©2013, Todos los derechos reservados