Hay veces que la razón no afecta al amor, por el contrario, uno quiere, cuando el amor es verdadero, con una genialidad digna del mejor poeta, con una cordura que se va perdiendo poco a poco comprendiendo la química del amor.
No hay efectos ni desdichas en el amor, el amor en sí mismo es un cataclismo que socava todas nuestras células, un terremoto en la dermis cuando tú me tocas.
El tiempo después de todo solo es una marca, nosotros somos una huella, cada caricia nos marca, cada beso nos resucita. La noche es digna siempre del amor, de hacer el amor, de fabricarlo y matarlo en un juego cóncavo y convexo, o en unos versos que penetren los óvulos.
¿Para qué hacerte el amor si puedo hacerte poesía? Drogarnos con cada línea que te escribo, inhalando el grafito o bebiendo la tinta o intercambiando la sangre, fluidos salivales de nuestras transparencias, reverendo borde de tus brazos, linda cintura que ejecutan tus nalgas.
Quiero esa rosa que guardas con ese perfume que gusta de mi sexo, que dilata mis poros provocándome hiperhidrosis. La alta cuna donde naciste reconoció desde un principio el fuego de los hornos que mágicamente con las texturas de nuestros cuerpos forman una figura, una silueta que abarca nuestros cuartos. Cuartos endemoniados llenos de ángeles pecadores, divino reconocimiento del llanto.
Prepara tu boca, un sol naciente sale de la mía. Cierra la ventana, déjame llevarte de tu lujuria hasta la cama, permíteme arrepentirme en el camino a ello, y no me lo recrimines, me gustas tanto que solo quiero hacerte poesía.
Gamaliel Garnica ©2014, Todos los derechos reservados
No hay efectos ni desdichas en el amor, el amor en sí mismo es un cataclismo que socava todas nuestras células, un terremoto en la dermis cuando tú me tocas.
El tiempo después de todo solo es una marca, nosotros somos una huella, cada caricia nos marca, cada beso nos resucita. La noche es digna siempre del amor, de hacer el amor, de fabricarlo y matarlo en un juego cóncavo y convexo, o en unos versos que penetren los óvulos.
¿Para qué hacerte el amor si puedo hacerte poesía? Drogarnos con cada línea que te escribo, inhalando el grafito o bebiendo la tinta o intercambiando la sangre, fluidos salivales de nuestras transparencias, reverendo borde de tus brazos, linda cintura que ejecutan tus nalgas.
Quiero esa rosa que guardas con ese perfume que gusta de mi sexo, que dilata mis poros provocándome hiperhidrosis. La alta cuna donde naciste reconoció desde un principio el fuego de los hornos que mágicamente con las texturas de nuestros cuerpos forman una figura, una silueta que abarca nuestros cuartos. Cuartos endemoniados llenos de ángeles pecadores, divino reconocimiento del llanto.
Prepara tu boca, un sol naciente sale de la mía. Cierra la ventana, déjame llevarte de tu lujuria hasta la cama, permíteme arrepentirme en el camino a ello, y no me lo recrimines, me gustas tanto que solo quiero hacerte poesía.
Gamaliel Garnica ©2014, Todos los derechos reservados