Todo te entrego y no te pido, y me das tanto y yo quiero tan poco, las cosas banas, como sentirse bella solo porque admiran tu belleza, las cosas cotidianas, como ese caminar superfluo hacia el trabajo, y la cosas que solo tú y yo entendemos, aunque a veces tu razones y yo te dibuje, aunque a veces tú me arrojes palabras y yo las acomode. Es tan poquito esto, poquito, como estirar la mano para esperar una moneda, es mucho porque nos gusta gustarnos, mirarnos más atrás de nosotros con una mirada fija en nuestros ojos, creando un placer que nos mata y resucita.
Gamaliel Garnica ©2014, Todos los derechos reservados
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