Y en un perfume que codificaban mis pasos, los remolinos de lo oscuro y bipolar que puede ser el amor en manos de un escritor, decidí terminarme pero no podía dejarme, me necesito más que nadie, la dulce llama del amor germinaba en un cigarro mientras eran las seis de la tarde y las palomas con una coreografía que espanta por los sonidos de sus alas, se alejaban mientras más me acercaba. La dulce ducha representó la lluvia, mojó mis papeles, mi poesía. Los problemas me apretaban las muñecas y era como un camino sin fin, un fin que sabía dónde yo iba acabar.
Soy el esclavo de tus dudas incorrectas, el propietario vagabundo de tu risa y el libro de letras sobre letras que solo tú entiendes. Y no tengo miedo porque este camino se recorre solo, se fatiga el corazón pero no las ganas y mis ganas pueden más que tu olvido. No es como si fuera a olvidarte, ni como si fuera a recordarte, será en medio de ello, cuando comience a olvidarte te recordaré más, y cuando te recuerde sabré hacia donde voy, me daré cuenta infelizmente que las estrellas nunca brillan si no miras al cielo, pero desde luego están ahí. ¿Alcanzas a ver un faro? Desde allá vengo, y desde allá me puedo ir, no tengo en la mochila más que palomas con sonidos, unas cartas mojadas, una cajetilla de cigarros siempre distinta, y una tarde y un perfume y muchos recuerdos que yo no los llevo, ellos me llevan a mí… a ti.
Gamaliel Garnica ©2014, Todos los derechos reservados
Soy el esclavo de tus dudas incorrectas, el propietario vagabundo de tu risa y el libro de letras sobre letras que solo tú entiendes. Y no tengo miedo porque este camino se recorre solo, se fatiga el corazón pero no las ganas y mis ganas pueden más que tu olvido. No es como si fuera a olvidarte, ni como si fuera a recordarte, será en medio de ello, cuando comience a olvidarte te recordaré más, y cuando te recuerde sabré hacia donde voy, me daré cuenta infelizmente que las estrellas nunca brillan si no miras al cielo, pero desde luego están ahí. ¿Alcanzas a ver un faro? Desde allá vengo, y desde allá me puedo ir, no tengo en la mochila más que palomas con sonidos, unas cartas mojadas, una cajetilla de cigarros siempre distinta, y una tarde y un perfume y muchos recuerdos que yo no los llevo, ellos me llevan a mí… a ti.
Gamaliel Garnica ©2014, Todos los derechos reservados